Es natural para muchas personas pensar en hacer reparaciones en sus viviendas u oficinas solo cuando el daño es muy evidente o grave. Parece un hábito dejar las cosas para último momento, pero es sencillo entender de donde viene esto: la vida se pone en el camino. Las responsabilidades que tenemos día a día nos dejan sin tiempo alguno, desde el trabajo a la familia.
Pero, ¿qué sucede cuando el descuido en el mantenimiento de tu propiedad se convierte en una amenaza para la salud?
Un techo con filtraciones y goteras se traduce rápidamente en la acumulación de hongos y bacterias, estos tóxicos para personas y mascotas. En Technical Roofing Services, deseamos dedicar unas palabras a esta situación, muchas veces ignorada por los propietarios que, desconocedores del tema, exponen a su familia, amigos, trabajadores y a ellos mismos a potenciales problemas de salud.
Una Fuente de Alergias
Empecemos por el hecho de que la humedad y la progresiva aparición de hongos y bacterias afectará, sin lugar a dudas, el sistema respiratorio de aquellas personas que convivan en estos espacios. Las esporas de los hongos y bacterias, dado el estado de descomposición del material, se suelen esparcir de forma microscópica en el aire que respiramos, lo que les da fácil acceso a nuestros pulmones. En muy poco tiempo podemos terminar con serios problemas de salud.
Una Fuente de Plagas
Todos sabemos lo incómodo e insalubre que es estar en contacto con las diferentes plagas con las que combatimos en nuestra sociedad moderna. Desde polillas y cucarachas hasta ratas, todas estas plagas consiguen refugio en infraestructura afectada por las filtraciones y la putrefacción de los materiales. La única forma de prevenir esta situación es manteniendo nuestros espacios en buen estado y evitar la degradación de los mismos.
Riesgo Eléctrico
Finalmente, tenemos que mencionar el riesgo eléctrico. Cuando existen filtraciones y goteras, muchas veces éstas entran en contacto con los sistemas eléctrico de nuestros hogares y oficinas que lo hacen funcionar todo. Como es de esperarse, esto causa importantes daños e imposibilita el uso seguro de las conexiones a la red eléctrica. Lo que es peor: se aumenta exponencialmente el riesgo de fallo eléctrico que, en el caso más crítico, puede llevar a incendios.